29.12.05

Mañanas tontas

Hay mañanas tontas. Algunas bastante tontas y otras muy tontas. Sobre la mesa, una taza sin leche y la tostadora sin una triste tostada. Hace tres días que, una mañana tonta (pero no tan tonta como la de hoy), las madalenas se terminaron.

Tardo en reaccionar. Con el bote de molacao en las manos y la mirada puesta en la radio (Radio3, por supuesto) me doy cuenta de una cosa, que no hay desayuno.

Evalúo la situación: o me como un pepinillo agridulce o me voy sin desayunar. Opto por lo segundo.

Por suerte, en la oficina tenemos una máquina de café y, por suerte, a la vuelta de la esquina hay una tienda de chinos. Pero no abren hasta las diez y media.

Desde luego, hay mañanas tontas que no molan nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay mañanas tontas, que no molan nada. Es verdad. Pero si esa mañana que no hay madalenas ni leche, ni tostada... resulta que no tienes que trabajar. Mola, eso sí que mola. Sales con pinta de no haber desayunado. O sea, mala cara. Un bar. Con mesa. Desayuno completo con zumo y todo y además la prensa!
Pero claro, aunque quizás la última mañana tonta que mola será mañana. Porque ya no molarán, porque no me van a dejar fumar mientras arreglo mi tonta mañana.
Total: las mañanas no molan